jueves

antes o después

era la esquina de la misma calle. ahora un solar, con charcos, zanjas y fugas de agua. con hojas caídas que no se sabe bien de dónde han venido. y una luz como de al caer la tarde y frío. ahora con casquillos de bala y fantasías románticas de cuando leíamos libros de mala literatura en castellano. recuerdo aquel bar con grandes ventanas, empezar a estar borracho con el vino sentándome mal como siempre, la silla incómoda y yo también, fingiendo entender media conversación en aquel ambiente. asesinos de niños mutilados, anarquistas en vagones de metro de madrugada, la sensación de cansancio y de trozos de botellas rotas clavados en las suelas de goma. frases que nunca habíamos esperado decir. ahora están sentados a una mesa sobre la acera, bajo esa luz, y hablan de cosas de hace tiempo. la chica bonita que apenas conocías, su padre murió hace tres semanas. pero éramos pocos allí. entramos en el semisótano con pocas esperanzas. la cosa es intentar robar unas revistas llenas de anuncios pornográficos y huir. el cielo está gris. en las calles hay pintadas hechas con espray negro. artículos de prensa amarillentos. entonces les vemos por los vidrios que hay cerca del techo y empiezan a disparar. y te paras a mear detrás de las vallas de una obra. yo estoy en que lo que nos han vendido no es de verdad cocaína. de todas maneras yo no tomo. sabes que me da miedo. en la habitación llena de discos viejos, tú tienes que venderle música a la gente, dije. soñé que besaba a viv albertine. estaba en el patio de la nave industrial abandonada, entre las paredes de ladrillo, vestido con un traje a cuadros marrones, golpeando una percha que colgaba de un alambre. hacía sólo un par de días de lo nuestro y no podía pensar en otra cosa. veía correr la sangre. recuerdo que alguien se empeñó en hacernos unas fotos en la azotea. yo salía horrible en ellas, creo que llegué a verlas. son imágenes medio veladas, la leona que atrapa una cebra, flores marchitándose. susurros ininteligibles, patrones de seducción, intentamos implantar elementos de control mental el uno en el otro. fue la última vez que nevó, ya hace unos años. de noche la calzada estaba cubierta de escarcha, mientras buscábamos algún sitio que siguiera abierto. un rincón con goteras y paredes pintadas de azul. de todos modos era demasiado caro. es el dinero el que lo jode todo siempre. la falta de dinero. emborráchate hasta vomitar, ahógate, cáete por las escaleras. cuando vayas en una silla de ruedas yo no te cuidaré. no tengo ganas de volver a la oficina de reclutamiento. vivir el peligro otra vez. el dolor abdominal. el temblor en las rodillas. la repetición. tropecé con el escalón mientras intentaba abrocharme el abrigo. apago un cigarrillo en la palma de tu mano. tienes los ojos abiertos y tristes. entramos en el aparcamiento; el techo y el suelo de metal empiezan a juntarse para aplastarnos. se me ha acusado de falta de lealtad. era la emoción exaltada, apretando el paso, huyendo del lugar. buscamos información sobre las mejores maneras de suicidarse. como los soldados muertos. vamos a tu casa. dispárame en la cara.

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